29 de septiembre de 2011

Italia siempre espera...

Hace diez años viví mi primer gran viaje, ese que te marca de por vida, ese que te cambia para bien o para mal, ese que nunca olvidas por ser tremendamente especial, y en mi caso, fue el que sembró la semilla de mi deseo de viajar por Europa y conocer al máximo este viejo y bello continente que nos vió nacer.

Fue el típico viaje de fin de bachillerato, y que constituyó muy seguramente una de las mejores épocas de mi vida. Ese viaje fue a Italia, durante 10 intensos días, descubriendo la independencia y libertad, con apenas 17 años y la mejor de las compañías. Recorrimos miles de kilómetros en un autobús de dos pisos en el que era imposible dormir, con noches interminables pero días divertídisimos, pasando primero por la costa azul de Francia, por Niza y Mónaco. Después, ya en Italia, pudimos descubrir el país de norte a sur, conociendo las ciudades más señaladas, como Roma, Florencia, Venecia o Pisa, y otras menos nombradas pero encantadoras, como Verona o Siena.

Pues bien, diez años después vuelvo a Italia para acabar de conocer este país tan cautivador. Un lugar que a mi siempre me recuerda mucho a España, en el ambiente, la gente y la forma de vida. Así que en apenas veinte días vuelo a Milán con la intención de empaparme de Italia tanto o más que la otra vez. Y desde Milán podré descubrir todo el norte del país: Turín, Génova, Bolonia, el lago di Como, Pavia y por supuesto repetir Venecia, una ciudad que merece una segunda oportunidad.

Italia siempre espera. Es de esos lugares a los que sabes que vas a volver, y al que volveré. En aquel viaje de hace años me encandilaron sobremanera Florencia y Roma. Quizás por ello Venecia fue una pequeña decepción. Estuvo bien, es una ciudad mágica, pero me dejó un sabor de boca agridulce. Por eso, en este nuevo viaje es el único destino que voy a repetir, porque en el fondo era la ciudad que más ganas tenía de redescubrir, de ver con otros ojos. Y espero que así sea esta vez.

Seguramente este será mi último gran viaje del año. Una especie de autoregalo antes de comenzar una nueva vida que al principio se presenta repleta de incertidumbres. Tras los fríos de Suecia y Finlandia, y después de enamorarme de París, la cálida y deliciosa Italia me espera. Como siempre, a mi regreso, aquí os lo contaré.

24 de septiembre de 2011

De vuelta para quedarme...

Bien, lo prometido es deuda. Aquí estoy de nuevo. He vuelto por fin después de más de un mes y medio de ausencia, justificada, pero ausencia al fin y al cabo. Durante este tiempo han ocurrido algunas cosas en mi vida, nada del otro mundo, pero quisiera empezar esta nueva temporada del blog con un resumen de ellas o un porqué de mi marcha a finales de julio.

Lo primero que ocurrió fue que me empezaron a pagar por lo mismo que estaba haciendo aquí: escribir. Cualquier blogger de los que me seguís sabréis la sensación que experimenté en ese momento, pues todos nosotros compartimos el amor por un arte, el de la escritura, que se estaba perdiendo, pero que los blogs e Internet han resucitado con fuerza. Cuando tuve la oportunidad de trabajar como redactor freelance para diversos portales de Internet, no me lo pensé dos veces. Ha sido una experiencia muy positiva, que supongo continuará en el tiempo, pero la época de más estrés ya ha pasado. Durante este tiempo he podido escribir sobre cientos de temas, entre ellos la ciencia o el medio ambiente que, como sabéis los más asiduos, es el área profesional en que me muevo. También he tratado temas de tecnología e Internet, que nunca se me han dado mal, y escrito sobre una de las grandes pasiones de mi vida: viajar.

Sé que este primer motivo no constituye una justificación para abandonar la escritura personal y las miles de historias que siempre han llenado Yopopolin & reflections, pero también es cierto que después de estar cuatro o cinco horas escribiendo, la única forma de desconectar era no haciéndolo. Lástima que ni siquiera desconectar podía... Este verano ha sido bastante duro en cuanto a trabajo y estudio se refiere. Como ya os comenté en julio, todo se juntó al mismo tiempo, y las horas de escritura tenían que ser compaginadas con las horas de estudio, puesto que en septiembre me presentaba a las tres últimas asignaturas de la carrera, a los tres últimos exámenes de mi vida. Por tanto, menos tiempo aún para el blog... :(

Por eso, a principios de agosto decidí tomarme unas vacaciones como blogger, y volver ya en septiembre con más ganas que nunca. Y así ha sido. Hoy, 22 de septiembre de 2011, cuando he cumplido con mi último exámen con buenas expectativas, cuando veo finalizar una etapa de mi vida, la de universitario, la de estudiante, la de la sopa boba... y cuando vislumbro ante mí un mundo nuevo de posibilidades, de incertidumbres y de sueños, comienza también un nuevo año para mí como blogger, como redactor, como escritor y como compañero de fatigas en este mundo difícil, pero encantador, que siempre ha sido el de los blogs.

Ahora sí, más que nunca: nos leemos! ;)

17 de septiembre de 2011