29 de octubre de 2012

I wanna shout

Las noticias que nos desayunamos cada mañana no son nada alentadoras. De hecho, son justamente lo contrario; dan ganas de levantarse de la silla y acabar con todo, mejor dicho, con todos. La situación actual de sobra conocida no es más que un engaño, un invento bien tramado por las altas esferas en lo que podríamos denominar la guerra del nuevo siglo. Está en los periódicos, cada día más claro. Gracias a instrumentos económicos y deshumanizadores como la prima de riesgo o el inconcebible mercado de deuda, los ricos cada vez se hacen más ricos, gracias a que está en su mano conseguir mejores intereses con sólo una llamada a los amigos de las agencias calificadoras. Un círculo cerrado.

Mientras tanto, los países de los que sacar tajada se hunden, entre ellos el nuestro, repleto de gente maravillosa que afronta los problemas con una sonrisa en la boca. Los sueldos se recortan, los impuestos se suben, y los derechos se sacrifican para seguir manteniendo a los de arriba sin ningún tipo de disimulo. ¿Por qué nos toman por tontos? ¿Por qué continúan con esta farsa y no llaman a las cosas por su nombre? Estoy harto. Me encanta el país en el que vivo, pero no veo salidas a esta pantomima llamada crisis, y las pocas que se intuyen son incluso peores. Quiero gritar y decirle a los que gobiernan que el pueblo es el que manda. Que las extraordinarias personas que habitamos este país no merecemos esto, y que no tenemos miedo, porque lamentablemente ya queda muy poco que perder. 

En tiempos convulsos, nos quedan algunos certeros versos...
Yes, we're all wonderful, wonderful people
So, when did we all get so fearful?
And now we're finally finding our voices,
so take a chance, come help me sing this.

I wanna sing, I wanna shout
I wanna scream till the words dry out,
So put it in all of the papers
I'm not afraid, they can read all about it...

18 de octubre de 2012

Suiza por sorpresa


Las ganas que tenía de viajar desde que regresé de Oporto, me habían tenido ocupado en buscar destinos a los que hacerlo. Las fechas se decidieron hace tiempo, siendo el puente de Todos los santos el elegido por unanimidad. Cuatro días perfectos para coger un avión y desconectar del trabajo, estudios, o aquello de lo que cada uno quiera huir. El problema era el de siempre, lo caro que sale comprar un billete de avión en una época de alta demanda como es este puente. Tras mucho buscar, comparar y remirar, el único destino de Europa que salía económico era Ginebra. Así que... ¡Nos vamos a Suiza! ¡Y sin Ryanair! xD

Suiza es uno de esos países que están en medio de todo pero no reparas en su existencia. Sabes que tienen una gran calidad de vida, muy buenos chocolates y relojes, pero tampoco tienes especial ilusión en acercarte a comprobarlo. A pesar de todo, la decisión estaba tomada. Ninguno de los siete integrantes de este variado grupo había pisado nunca Suiza, así que por qué no ir a dejar nuestra huella en el pequeño país, probar sus conocidos quesos, vislumbrar las cumbres rocosas de los Alpes, y traer la maleta llenita de chocolates. ¡El plan perfecto!

Después de aceptar Suiza como próximo destino nos pusimos a investigar, y verdaderamente es un país con mucho que ofrecer. En apenas cuatro días no podremos conocer todo lo que desearíamos, pero además de Ginebra esperamos visitar la ciudad de Lausanne y los alrededores del lago Lemán, el mayor de Europa occidental. La ciudad de Montreux y el incomparable Castillo de Chillon que abre este post, uno de los más fotografiados del país, son las joyas imperdibles de esta zona. Además de todo esto, y para satisfacer la curiosidad de un grupo netamente de ciencias, intentaremos acercarnos al CERN y a su famoso acelerador de partículas, donde todo parece indicar que se ha descubierto el esquivo bosón de Higgs.

En definitiva, un país más del viejo continente que tachamos de la lista de deseos. Un destino por sorpresa gracias a las tarifas inexplicables de sus vuelos. Un lugar mágico en el centro de Europa, del que seguro volveré con mucho que contar. Por el momento sólo pido recomendaciones, ideas o consejos de todos aquellos que hayan estado o conozcan a alguien que se haya pasado por allí. Pronto os detallaré yo mis propias experiencias. :)

13 de octubre de 2012

Vuelta a la universidad

Hace unos días volví a la universidad, con mis compañeros de siempre. Aparcamos el coche dispuestos a entrar de nuevo en nuestra facultad, comprobar si nuestros sitios del aula 5 seguían como antaño, y vivir en persona el ambiente del campus otra vez. Hacía mucho tiempo que habíamos acabado, un tiempo que se cuenta ya por años, y desde entonces nuestros pies no habían vuelto a pasear por allí. 

Las hojas comenzaban a caer, los castaños de la avenida principal dejaban al descubierto los primeros erizos revolviéndose en el suelo, y el sol resplandecía como en el día del comienzo de curso. Mis compañeros de clase caminaban a mi lado, con la misma cara de 'qué cambiado está todo', y sin dejar de escudriñar todos los rincones del campus. Nueva cartelería, plazas que antes no existían, facultades nuevas en pleno big crunch de la economía, todo parecía ir viento en popa. Recorrimos varias calles, rodeando facultades, y preguntándonos si tal vez habíamos llegado muy pronto, pues todo estaba desierto.

Fijamos como destino nuestra facultad. La de Ciencias biológicas y ambientales. Caminamos despacio para que nuestros ojos se empaparan de todos los detalles, y este día permaneciera en nuestro recuerdo como algo especial. Avistamos por fin la facultad, nos dirigimos a la puerta principal, y empujamos. Nada. Estaba cerrada. Habíamos pasado por alto que era sábado, y que sólo estábamos allí para recordar viejos tiempos, un momento de nuestra vida que ya resuena lejano en la memoria. 

Antes de marchar nos percatamos de la existencia de un único letrero en la puerta de entrada. Nos acercamos muertos de curiosidad: "Créditos de hasta 2.000€ para matrículas universitarias", rezaba. Definitivamente, las cosas habían cambiado mucho por allí.


7 de octubre de 2012

El viaje de la vida


La vida. La muerte. Dos conceptos tan opuestos y al mismo tiempo tan dependientes el uno del otro. ¿Qué sería de la vida si no tuviera un fin para hacerla única? ¿Qué sería del viaje si no supiéramos que tenemos un destino inquebrantable? Sería un camino sin fin, una ruta imperecedera que acabaría por desmoronar todo lo construído. El viaje de la vida es el descubrimiento del alma, la carretera por la que conducimos con el equipaje a la espalda, y viendo por el retrovisor a los que nos acompañan.

Ayer disfruté como nunca de la televisión, y hoy tenía que hablar de esto, porque terminé de ver una serie que ha conseguido remover mis entrañas, me ha hecho reflexionar y ha asentado los senderos para explorar mi interior. 'A dos metros bajo tierra' me ha cambiado. Desde hace unos tres meses me ha dado momentos inolvidables, con ella me he emocionado en cada capítulo, incluso creo que me ha hecho mejor ser humano. Pero los últimos minutos de la serie constituyen el final más bello de la historia de la televisión. Así, sin medias tintas. Es tan coherente, tan inesperado, tan redondo, que cuando el blanco se reflejó en mis retinas, un mar de lágrimas se desbordó por mis mejillas. Era felicidad.

Hoy soy un poco más feliz que ayer, y creo que es algo que ningún programa o serie de televisión había conseguido hasta ahora. Hoy soy más consciente de que hemos de disfrutar de nuestro viaje, poner en el reproductor la música que nos gusta, bajar la ventanilla, y respirar. El viaje de la vida comenzó hace muchos años, pero hoy sé hacia dónde nos lleva.