5 de enero de 2015

Hacia el próximo destino...

Como todos sabéis el punto de partida de mis viajes suele ser Madrid. El aeropuerto de Barajas se ha convertido en la casilla de salida de cada nueva aventura, dado que se trata del aeropuerto con mayor oferta de vuelos y además hay buenas comunicaciones con León, mi ciudad. El próximo viaje que tengo en mente también comenzará en Barajas, después de un trayecto en coche de tres horas y tras dejar el vehículo en el en el parking del aeropuerto de Madrid. Utilizar este aparcamiento es una opción muy cómoda que nunca he comentado, pero que sale bien de precio y te permite llegar al aeropuerto o salir de él sin estar pendiente de otras conexiones en tren o autobús, y por tanto evitar el riesgo de perderlos si el vuelo se retrasa.

Conozco todas las terminales del aeropuerto de Barajas, y sigo prefiriendo la T1. En esta terminal operan las compañías low cost Ryanair y EasyJet, que suelen ser mis aliadas durante mis viajes. Se trata de una terminal accesible en la que es difícil perderse y muy fácil encontrar todos los servicios. Es cierto que la majestuosidad de la T4 impresiona a primera vista, pero aunque suele estar semivacía, siempre se tarda más en acceder y muchas veces implica recorridos de más de 10 minutos caminando.

Para mi próximo viaje voy a confiar de nuevo en Ryanair, porque nunca he tenido problemas con esta compañía y siempre ha llegado puntual. Solo hay que asegurarse de cumplir estrictamente con sus condiciones de viaje, como en cualquier servicio. Dentro de unos meses pisaré otra vez la T1 de Barajas y me subiré a un avión de Ryanair para poner rumbo a Budapest. La capital de Hungría se considera la ciudad más hermosa a orillas del Danubio. Es una ciudad monumental que surgió como resultado de dos poblaciones, Buda y Pest. La riqueza cultural y la oferta turística son desbordantes en esta urbe que cada vez tiene más cosas que ofrecer. Además, los precios en Hungría siguen siendo muy económicos, así que se convierte en un destino perfecto que ya estoy deseando descubrir.

Uno de los lugares que no hay que perderse de Budapest es su parlamento, de los más grandes y bellos del mundo. Es un complejo arquitectónico al lado del Danubio que se ha convertido por méritos propios en el símbolo de la ciudad. Pero Budapest tiene mucho más que ofrecer, lugares tan icónicos como el Puente de las Cadenas, y rincones que bien merecen una visita como el Bastión de los pescadores y la Plaza de los Héroes. Además es la ciudad de los Balnearios, muchos de ellos públicos, ya que brotan cientos de manantiales de aguas termales en esta zona.

Pero, ¿cuál es la mayor ventaja de volar a Budapest? Pues que está muy cerca de otras capitales imperiales, ciudades centroeuropeas a las que nos podemos acercar en tren o autobús. Mi idea es ir también a Viena y a Bratislava, las capitales de Austria y Eslovaquia respectivamente. En cuestión de dos o tres días se pueden hacer sendos recorridos por estas ciudades y completar así un viaje perfecto e inolvidable por el corazón de Europa. Muchos turistas aprovechan para hacer el combinado Budapest, Viena y Praga, pero la capital de República Checa ya está más a desmano, y prefiero centrarme en conocer bien las ciudades que os comento.

Creo que es un buen plan para comenzar el año, aunque aún queda planificar toda la ruta, comprar los billetes de avión, reservar los hoteles, elegir los transportes entre las distintas ciudades, adquirir las entradas a monumentos con antelación para conseguir descuentos, y reservar el parking del aeropuerto. Como veis, queda mucho por hacer hasta que llegue el día de viajar a un nuevo destino europeo. Un destino que al menos ya está elegido, y que por ello me llena de ilusión en este inicio de año, al tener en el horizonte otro viaje que se antoja inolvidable. Si alguno de vosotros ha estado en Budapest, en Viena o en Bratislava, o tiene alguna recomendación relativa a los vuelos, hoteles, trenes, aparcamiento o comidas, no dudéis en comentar, porque siempre se agradece cualquier información de primera mano.

¡Nos vemos por el mundo!

3 de enero de 2015

Los viajes olvidados

Mis últimas andanzas viajeras de las que tenéis constancia fueron durante los primeros meses del año. Concretamente os hablé de la inesperada Polonia que surgió de la nada para convertirse en uno de mis destinos favoritos europeos. También os hablé de mi inminente visita a Ámsterdam, y a toda Holanda en general, gracias a una ruta a medida por los paisajes y ciudades más acogedores del país de los tulipanes.

No obstante, aún me quedan algunos viajes de los que hablar, los viajes olvidados de este 2014, los que aún no os he contado. Y es que al no estar al cien por cien con el blog, no me acuerdo de hacer los correspondientes resúmenes de los lugares visitados, y las pertinentes recomendaciones que luego siempre están muy bien cuando se viaja a dichos destinos.

Tras Holanda, el siguiente viaje que planeamos fue a Dublín. Como siempre, surgió un poco por las circunstancias, con la idea de ir a visitar a una amiga que iba a hacer un curso de inglés. El hecho de que Ryanair tenga allí su hub y los vuelos casi los regalen también tuvo mucho que ver. Y la verdad es que este corto pero intenso viaje a Irlanda mereció mucho la pena, puesto que no tenía grandes expectativas del país, y me sorprendió gratamente. Dublín no es una ciudad especialmente monumental, pero desde luego que es uno de los lugares donde más partido sacan a lo poco que tienen. Es una ciudad acogedora y con mucho ambiente, que vive de la Guinness y de los pubs irlandeses, una ciudad abierta, amable y divertida. Además, cuenta con algunos sitios de visita obligada como el Trinity College, cuya biblioteca es la más bonita que he visto nunca, te deja sin palabras. También tiene muchos museos para saber más de la historia de Dublín, para conocer el proceso de fabricación de la cerveza Guinness o del whiskey Jameson. Por no hablar de las catedrales y sus avenidas comerciales, entre otros atractivos.

Además, en este corto viaje pudimos descubrir también la Irlanda más verde. Contratamos una excursión de un día a los Acantilados de Moher, los mas famosos del país, que han sido el escenario de películas y series, por ejemplo de alguna de las de Harry Potter. Esta ruta guiada fue de lo que más nos gustó, porque además pudimos ver el castillo de Dunguaire que es el más fotografiado de Irlanda, y ver paisajes imposibles como los del parque nacional del Burren, que parece sacado de otro planeta. Sin duda fue la guinda perfecta de un pastel que nos supo muy bien a todos, incluido a mi amigo Shinichi, insigne bloguero, ingeniero y locutor, que también se apuntó a este viaje.

Después de Irlanda fui de nuevo a Alemania en diciembre, tras enamorarme el año pasado de Baviera en Navidad. Elegimos Bremen y Hamburgo como destino para hacer otra visita a una exiliada que vive allí. Pillamos días de frío pero no de nieve, y pudimos disfrutar a tope de lo especial de la Navidad en esta parte de Europa. Hamburgo y Bremen son dos ciudades muy distintas, una grande e industrial, otra pequeña y monumental, pero en ambas se vive el ambiente navideño de una manera increíble. Los músicos de Bremen estaban por todos lados, pero también las salchichas típicas alemanas que nos supieron a gloria, las ricas cervezas de la región, los puestos de comida callejera, las galletas de jengibre, y las luces que iluminan las ciudades en esta época como en ninguna otra. 


Mis viajes olvidados de este año han sido al mismo tiempo inolvidables. Sirvan estas pequeñas pinceladas para todos aquellos que deseen ir a estos lugares, pero si necesitáis más información no dudéis en contactar conmigo. Pronto tendréis más noticias mías en este aspecto, porque ya hay próximos destinos a la vista...