30 de septiembre de 2009

Kiwi!

A veces, en un instante, algo te quita la venda de los ojos, y te das cuenta de muchas cosas. En escasos minutos te da tiempo a recapacitar y reflexionar sobre aspectos que casi ni te habías planteado.
Dicen que una imagen vale más que mil palabras, y las imágenes que acompañan esta entrada, son de las que marcan, de las que no sólo te hacen pensar, sino que te hacen volver a creer. Creer que los sueños se pueden hacer realidad, por muy difícil que parezca.

Hay muchas formas de luchar por nuestros sueños, pero quizás ésta sea la primera vez en que lo he visto de forma tan gráfica. Todos intentamos superarnos día a día, cumplir nuestros propósitos, dejarnos la piel por alcanzar nuestros deseos. ¿Pero serías capaz de poner todo de ti, para disfrutar durante unos miserables segundos de lo que tanto has ansiado? ¿Serías capaz de apostar tu vida con tal de cumplir tu mayor ilusión? ¿Serías capaz de volar aunque no tengas alas?

24 de septiembre de 2009

Home

Tras pasarme varios meses fuera, haciendo mil locuras, y sin que nadie me controlase, necesitaba volver al que siempre ha sido mi hogar. Al llegar ante la puerta me detuve, y un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando vi el rótulo que me daba la bienvenida de nuevo: Psiquiátrico Santa Isabel.

20 de septiembre de 2009

¿Represalias?

Mañana tengo un examen, pero además puedo tener un problema añadido. Hoy me he percatado de que quizás un desplante/humillación a una profesora, pueda tener consecuencias inesperadas. Esperemos que no.
La cosa fue allá por el mes de enero. En esta asignatura tenía dos profesores: El típico catedrático, director del departamento, y responsable de la asignatura, que nos dio la mitad del temario. Y una becaria, que estaba haciendo la tesis y que tenía que dar unas cuantas horas lectivas, que nos impartió el resto de la materia. La chica tendría unos tres años más que nosotros, estaba nerviosa y tartamudeaba. Creo que nunca se había enfrentado a una clase.

Ella venía y soltaba su rollo, gracias a unos apuntes que leía escrupulosamente. Era lo único que sabía hacer. Leía lo más rápido que podía, como si quisiera acabar cuanto antes, y nosotros intentábamos tomar apuntes. Tras varias interrupciones por parte de mis compañeros para que fuese más despacio, no nos hizo ni caso. Y he aquí cuando viene el atrevimiento por mi parte que podría tener represalias mañana… Al ver el panorama, y harto de copiar apuntes incompletos, levanté la mano y tuvo lugar el siguiente diálogo entre nosotros:

Yopopolin: Perdona.
Ella: Sí, dime.
Y: ¿Podrías dejar en fotocopiadora esos apuntes que tan bien lees?
E: Ehhh, no, bueno… es que creo que es mejor que toméis vuestros propios apuntes…
Y: Pues es que lees muy rápido y es imposible.
E: Intentaré ir más despacio.

No fue más que esto. Pero en ese momento, ella se ruborizó, se puso roja, y parecía sudar más aún de lo que lo hacía al principio… Todo ocurrió en medio de una ahogada carcajada generalizada y los murmullos del personal. Ahí supe que la había cagado. Me había pasado, especialmente en el tono de la frasecita “¿Podrías dejar en fotocopiadora esos apuntes que tan bien lees?”, lo que se traduce como “Ya que no explicas, y no tienes ni idea, déjanos los apuntes que nosotros también sabemos leer”.

Esta anécdota no significaría nada sino fuera por el hecho de que mañana sólo estaremos ella y yo en el examen. Está claro que aquel día se quedó con mi cara, y si a eso le sumas que sólo me presento yo, y que será ella la que venga a hacerme el examen (porque el catedrático estará en alguna conferencia/viaje y no se dignará a aparecer) pues tenemos un problema. Esta asignatura es una de las más fáciles de la carrera, todo el mundo que se presentó la aprobó, y el único que no lo hizo, por pura vagancia, fui yo. Lo único que me queda es apelar a la profesionalidad de esta inexperta de la docencia para que corrija como tiene que hacerlo, y no tome represalias contra mi persona, por un hecho que nunca debería haber ocurrido.

16 de septiembre de 2009

Soy blog del día!


Me llena de orgullo y satisfacción dar esta noticia. Hoy 16 de septiembre, desde "Blog del día" le han concedido un premio a este rinconcito, como blog destacado dentro de la categoría general. Yopopolin ha sido premiado por una web que lleva más de dos años dando a conocer cada día un blog a sus lectores, premiando la calidad, y difundiendo espacios interesantes de lo más variado.

Para tal acontecimiento me hicieron una entrevista que se publica hoy en su web. Seis preguntas y seis humildes respuestas sobre mi experiencia personal como blogger. Aquí os dejo el enlace por si queréis leerla, comentarla o criticarla. Lo que prefiráis.

Desde aquí quiero dar las gracias a los responsables de Blogdeldia.org, y una vez más, a todos vosotros, mis lectores, los que día a día hacéis de esta experiencia algo grande. La mitad de este premio es vuestro.

14 de septiembre de 2009

Kamikaze

¿Cuántas razones hacen falta para suicidarse? Es la pregunta que rondaba la cabeza de Ben desde hacía tiempo, aunque en realidad no necesitaba una respuesta. No la necesitaba, porque tenía claro que iba a acabar con su vida antes o después.
Hace tan sólo unas horas, no tenía demasiados motivos para hacerlo, no más que cualquier persona cuya vida carece de sentido. Pero ahora, después de todo lo sucedido, no había otra opción.

Tenía dieciséis años y una vida por delante que no quería vivir. Desde pequeño, Ben sintió que no le importaba nada ni nadie. Nunca tuvo amigos porque no los necesitaba. El simple hecho de estar rodeado de gente le incomodaba, ¿era tan difícil de entender?
A pesar de todo, se esforzó en ir al colegio, e incluso asistir a psicólogos para observar inútiles manchas de tinta. Intentó parecer normal, pero no lo consiguió. Se convirtió en el raro, el antisocial, y el centro de todas las burlas. No era justo. Él sólo era diferente.

Tumbado en su cama, Ben seguía dándole vueltas a lo que acababa de hacer, mantenía su deseo de terminar con todo, mientras sostenía en sus manos la pistola de su padre. La había utilizado por primera vez hace unas horas, después de llevar años escondida en un cajón. Se había cargado a cinco compañeros de instituto, de los que siempre le miraban mal, de los que se reían de él. Ahora ya no volverían a hacerlo. Ni con él, ni con nadie.
Tras el primer disparo, los demás se le antojaron una humilde demostración. Se sintió bien porque cuando los apuntó con el arma sus miradas cambiaron. El desprecio que siempre veía en sus ojos dio paso al respeto y el temor, y eso le gustó. Salió del instituto convencido de la rectitud de sus actos, y aún con dos balas en el cargador. Pero Ben sólo necesitaba una.
Llegó a casa buscando comprensión. Les contó a sus padres lo que acababa de hacer, pensando en que una confesión antes de matarse sería una suerte de expiación. Lo único que recibió fue una avalancha de gritos y llantos. Ben no lo soportó.

Hace tan sólo unas horas, no tenía demasiados motivos para suicidarse,
no más que cualquier persona cuya vida carece de sentido. Pero ahora, después de todo lo sucedido, no había otra opción.
Abrió la ventana, y el sonido de las sirenas de la policía inundó su habitación. Se sentó en la cama, cogió el arma con fuerza, y apoyó el cañón aún caliente en su sien. Sin dudarlo, apretó el gatillo. Tras oír el clic, Ben sonrió. No quedaban balas en el cargador.

11 de septiembre de 2009

No sé qué hacer con mi vida...

Creo que no existe una frase que pueda definir mejor mi estado actual. En estos momentos mi vida se encuentra con un interrogante en cada esquina, con muchos caminos para elegir, pero sin saber muy bien dónde me lleva cada uno.

Las dudas me acechan, las preguntas me desbordan, y el no saber que será de mí, me tiene pendiendo de un hilo. Inmóvil en una encrucijada de posibilidades, que me indican aquí y allí, al norte y al sur, al este y al oeste. Y yo sigo sin saber a dónde ir.

De momento sólo vivo y me dejo llevar, como dice la canción. Navego en un mar de incertidumbre, y voy hacia donde me lleva el viento. No quiero pensar. No quiero darle vueltas a algo que tal vez no ocurrirá. No quiero imaginarme cual será mi lugar.

Después de todo, la vida se compone de ciclos. Y supongo que se trata de comenzar el más incierto de todos. Embarcarme en él sin billete de vuelta, y aferrarme a esa frase tan manida de que sea lo que dios quiera…

No sé qué hacer con mi vida: Quizás redecorarla. Quizás reciclarla, y comprarme una nueva. Quizás agarrarme a ella, y ver qué nos depara el destino. Quizás ponérmela a la espalda, y tirar por el camino del medio. Quizás plantarme en el mercado de vidas y exigir que me devuelvan el dinero, o en el peor de los casos, que me la cambien por la de alguien sin dudas…

8 de septiembre de 2009

Gurb

Este verano además de adentrarme en la trilogía Millenium, de la que aún me queda por leer la tercera parte, he estado releyendo uno de mis libros favoritos, Sin noticias de Gurb, de Eduardo Mendoza. Una de las lecturas más divertidas que han pasado ante mis ojos.

Ya había tenido el placer de disfrutarlo hace unos añitos, pero como es tan fácil de leer, tan corto y tan ameno, me lo he metido de nuevo entre pecho y espalda, esta vez, anotando mentalmente muchas de las memorables frases que en él se citan…

Os pongo en antecedentes. La historia trata de un par de extraterrestres (Gurb y otro…) que han llegado a la tierra para una misión espacial. Pero la cosa se complica cuando Gurb desaparece con la apariencia de Marta Sánchez (porque esa es otra, pueden tomar el aspecto que les venga en gana). Mientras, su compañero alienígena tendrá que buscarlo por la Barcelona preolímpica, y leyendo su diario personal, podremos deleitarnos con todas las peripecias que le ocurren a cada minuto a un extraterrestre en Barcelona.

El planteamiento, como veis, es brutal. Imaginad lo que pueden pensar de los humanos unos seres de otro planeta, teniendo en cuenta únicamente nuestro comportamiento. A sus ojos, (o lo que tengan como órgano visual) muchos de nuestros actos se traducen en singulares estupideces, sin sentido alguno. Bajo el prisma de un extraño en tierra extraña, nuestra vida cotidiana se convierte en una sarta de incongruencias que automáticamente ejecutamos sin pensar en su absurdez.

Lo mejor de todo, como os digo, son las perlitas que va soltando en su búsqueda incesante de Gurb, a medida que se va cruzando con especímenes humanos, de lo más variopinto. Os podría poner algunas de las lindezas, pero si lo leéis luego, perdería toda la gracia. Os voy a dejar sólo con un par de estas joyitas, como aperitivo para que os animéis a leerlo. Esto es únicamente una muestra de lo que dice el extraterrestre al analizar la raza humana:

“Datos de la especie: Número de ojos: dos; Longitud del rabo: 0.00 (carecen de él)”

“Los seres humanos a pesar de ser la mayoría de fisonomía ruda, y hasta abiertamente fea, no pueden vivir sin verse los unos a los otros, y es por eso, que por la noche encienden farolas”

4 de septiembre de 2009

La inercia se equivoca...

El otro día me ocurrió algo que me ha hecho reflexionar acerca del cuerpo y la mente. Estoy hablando de esos momentos en que tu mente va por otros derroteros, y tu cuerpo actúa por inercia, por costumbre, y opera por sí mismo, pero se confunde, puesto que la mente no es la que está rigiendo tus movimientos, esos intentos fallidos de hacer las cosas…

El hecho en sí fue que a punto estuve de vaciar un caldero de agua en el cubo de la basura. Mi cabecita estaba ocupada en cuestiones de mayor relevancia, y mi cuerpo que debía verter el agua en el fregadero, se dirigió al basurero que andaba por allí cerca, y sin obedecer a nadie, mi pie accionó el pedal que levanta la tapa y casi echo el agua en la bolsa. Fue la inercia de ir a tirar otras cosas a la basura la que ejecutó el movimiento.

¿No os ha ocurrido alguna vez algo semejante a esto? Porque a mí me ha pasado en otras situaciones. Por ejemplo, coger algo del frigorífico, y al estar distraído, meterlo luego en cualquier otro armario, menos en ese que refrigera llamado nevera.
Al lavarme los dientes. Yo me los lavo cuatro veces al día, debe ser lo que más hago en el baño, porque no puedo sentir los dientes sucios. Y por eso muchos días, me lavo los dientes después de cenar, y un rato después voy al baño, y me sorprendo echando crema en el cepillo, aunque fuera a hacer pipí o popó.
Lo mismo sucede navegando por Internet. Pienso en buscar algo, y cuando abro el explorador, me encuentro visitando el blog, o cualquier otra página habitual, y en realidad yo no quería eso… Mis dedos han entrado ahí sin preguntar.

Estas cosas pasan cuando estás acostumbrado a hacer algo, pero que en un momento dado no tienes que hacerlo, y como tu mente no atiende, tu cuerpo se rige por la inercia de lo que viene repitiendo desde hace tiempo. No sé si he explicado muy bien la idea…

El caso es que me gustaría saber cuáles son vuestros fallos repetidos por costumbre, vuestros disparates inducidos por la rutina, vuestros patinazos a causa de que la inercia se equivoca…

1 de septiembre de 2009

Nunca dos letras...

Tarde o temprano tenía que hacer esta crítica, aunque no sea necesaria, porque voy a decir lo mismo que tantos otros… Porque la inmensa mayoría de los que han visto Up, se han rendido a sus pies. Se han dejado llevar por los globos, han subido a lo más alto, y han sido arrastrados por una cascada de sensaciones que les han hecho llorar, reír, soñar, reflexionar y disfrutar con cada segundo de la cinta. Esta crítica sobra, porque es una más poniendo la película por las nubes, corroborando que la magia de Pixar es inagotable, y que la animación es algo más que cine de dibujos. Es arte.

Up comienza con un prodigioso arranque en el que se nos presenta perfectamente la historia del entrañable ancianito protagonista, la nostalgia de tiempos pasados y los recuerdos, todo sin apenas diálogo, una vida perfectamente narrada en pocos minutos. Son, sin duda, las mejores secuencias de la película, y al igual que ocurriera en Wall·E estos minutos de cine mudo, pero animado, son los que te ponen los pelos de punta, los que te hacen darte cuenta de que las lágrimas pueden brotar en cualquier momento, los que te hacen reflexionar, y en los que piensas que el dinero de la entrada ya está amortizado.
Luego el film toma la dirección esperada, baja el tono dramático para dejar paso al humor y la aventura, a una historia entretenidísima y divertida. Totalmente comprensible e imprescindible. Pero pasamos de un comienzo de diez, a una continuación más que notable, notando que hemos bajado un escalón en lo que a emoción y brillantez se refiere. Parecen haber seguido el mismo esquema que con Wall·E, que como ya comenté aquí hace un año, empezaba de forma inmejorable, pero más tarde bajaba en intensidad. Aún así los dos films se quedan con sobresaliente, porque la emoción que despenden sus imágenes no se logra fácilmente.

Además de la historia principal del protagonista y su aventura posterior, que ya sería suficiente para hacer una gran película de animación, Up profundiza en otros temas nada superficiales, deja patente los valores que importan en la vida: la amistad, el amor, la lucha por los sueños, la solidaridad… así como la ecología, el respeto, o la esperanza… Up también deja al descubierto muchas de las sombras de nuestra sociedad, nos alecciona y nos enseña el camino que no hay que seguir, nos quita la venda de los ojos a los adultos, mientras que los niños siguen atentos al colorido y la diversión. Bravo!

Up es otra joya de Pixar, que sale a obra maestra por año. Los tres últimos veranos, esta fábrica de ilusiones nos abrió el paladar con Ratatouille, nos llegó al corazón con Wall·E, y nos hizo soñar con Up. Para mí son muy grandes las tres, si bien la que más me gustó fue Ratatouille, seguida de Wall·E y por último Up, que aunque esté un poco por debajo de las anteriores, es emotiva y sincera, conmovedora e ingeniosa, sencilla pero profunda, divertida y maravillosa.
Nunca dos letras… me han hecho disfrutar tanto.