Ser capaz...

Y es que, como dice la canción: “en lugar de eso, sonrío y pienso, por qué no seré capaz…”

…capaz de tantas cosas… ¿Por qué no somos capaces de escapar del camino? ...de ser clandestinos… ¿Por qué nos aferramos a las normas como un rabino? Necesito mis propias reglas, una Torá a mi medida…

A veces las luces del día se apagan ante nuestros ojos... porque no somos capaces de entregarnos a disfrutar, no somos capaces de ceder terreno a la planificación y corrección para dar alas a lo imperfecto, y huir de lo cotidiano.

Todos los días, al levantarnos cada mañana, se nos olvida como quedarnos flotando entre las sábanas… como poder demorar ese sueño dulce, soñoliento pero despierto, ese sentimiento de libertad, para vivir tu realidad, sin más.
Ignorar lo que te imponen, avanzar, poder dar un paso sin pensar que te caerás… ¿Pero, por qué nos importa? ¿Por qué nos afecta el tropezar, si nos podemos levantar? Debería ser así. Aprender a vivir, a base de caídas, de seguir… No exigirnos una vida que cumplir.

Y no hay mejor receta para salir de la regularidad, que vivir todos y cada uno de los días, como un preso en libertad: Exprimiendo cada pequeña cosa que hagas… cada inadvertido segundo que te concede el reloj…