La marcha negra

La segunda marcha negra de la historia de España ha pasado por delante de mi casa. Unos doscientos mineros reclamando una solución para la minería del carbón, desfilaron por delante de mi puerta ayer por la tarde. Fue un poco como ver pasar la historia ante tus ojos. Quizás dentro de unos años se estudie en los libros de texto, como hoy en día se hace con la primera marcha negra de la minería del carbón, que tuvo lugar hace casi veinte años.

Desde el 21 de septiembre, cientos de mineros acompañados de un séquito de apoyo, han recorrido a pie toda la provincia de León, hasta llegar ayer a la capital, compartiendo titulares en todos los periódicos y telediarios con el seguimiento de la huelga en todo el país. Ayer también se daba luz verde al primer paso para solucionar esto, el que significaría aprobar el Real Decreto que incentiva el carbón nacional, en definitiva, el pan para todos nuestros mineros.

En lo que a mí concierne, por culpa de la marcha negra, o gracias a ella, no pude ir a clase por la tarde, pues cortaron la carretera y no dejaban pasar a nadie. Todo esto precisamente a la hora que yo tenía que salir de casa. Imposible. Pero al final eso es lo de menos, lo que importa es que estamos con ellos. Y ayer, miles de personas se lo demostraron en un día reivindicativo por partida doble, porque la marcha negra se unió a la huelga general, en una jornada histórica para nuestro país.

Y es que no podíamos dejar de hablar de la huelga general. La séptima de la historia en España, y una huelga que para mí no fue tal. El seguimiento fue muy desigual según los sectores, pero aún así, creo que la participación en esta huelga no son más que cifras maquilladas por los sindicatos. ¿Se conseguirá algo con esta huelga? Pues la verdad es que no lo sé, pero lo dudo. Porque bajo mi punto de vista, esta huelga llega tarde, y lo único que consigue es empeorar un poco la situación si es que se puede, y sacar lo peor de las personas. Y en la situación actual de España, necesitamos precisamente lo contrario.

Es difícil sacar a un país de una crisis económica como la que asola el mundo. Zapatero, con menos atino del que le gustaría, lo está intentando. Unas medidas muy discutidas, fiel reflejo de lo que se juega el gobierno en esto. Normalmente las medidas más impopulares suelen ser las más acertadas, los gobiernos no se suicidan gratuitamente, pero veremos si en este caso ocurre así. Ojalá la recuperación esté cerca, y haya verdaderas reformas que logren, no sólo salir de la crisis actual, sino evitar que todo se vaya a pique de nuevo.