Llevaba varios meses chateando con Campanilla, y por fin había llegado el momento de conocerla. Príncipe de la satisfacción, así se llamaba él en el chat, aunque en la vida real no era más que un Juan cualquiera.
Un hombre desencantado de la vida, sin sueños, agobiado por el trabajo, y durmiendo cada noche con una mujer a la que ya no quería. Llevaba 20 años casado con Amanda, y aunque se dieron el sí quiero enamorados, ahora ya no era lo mismo. Juan no había formado una familia, no tenía nada que compartir con su mujer, y le sobraba una vida aburrida y monótona, que quería tirar a la basura de una vez por todas.
Por eso, Juan pasó a llamarse Príncipe de la satisfacción, en busca de un aliciente, una aventura, algo con que aderezar su insípida existencia. Pero lo que encontró fue el amor…
Un día conoció en el chat a Campanilla, y desde entonces, hablaban con frecuencia. Siempre chateaba desde el trabajo, lejos de miradas indiscretas de su mujer. Se fueron conociendo poco a poco, y así se enamoraron.
Nunca se habían visto, nunca se habían enviado fotos, ni hablado a través de la web cam. Ellos lo preferían así; querían que la primera vez que se viesen fuese inolvidable, que fuera el flechazo que cambiase sus vidas para siempre.
Quedaron en verse en un local del centro. Campanilla se pondría un vestido rojo, y él llevaría un pañuelo del mismo color para no pasar inadvertido ante los ojos de su amada.
La cita era esa noche, pero a Juan le quedaba toda una tarde de trabajo por delante; se le iba a hacer eterno. A su mujer le dijo que trabajaría hasta tarde. Tampoco necesitaba darle más explicaciones.
Por fin llegó el momento. Juan estaba ante la puerta del bar. Sacó del bolsillo de su chaqueta el pañuelo rojo, y apretándolo con fuerza entre sus dedos, entró en el local.
Avanzó entre la penumbra, las luces, y el gentío… y allí estaba ella. Sentada al final de la barra, fumando un cigarrillo de espaldas a la puerta. Juan llegó hasta ella, estaba a sólo unos centímetros, y seguían sin conocerse. Perpetuó unos segundos ese momento, para que no se borrara jamás de su memoria. Cogió el pañuelo, le tapó los ojos, y susurró: “Hola Campanilla”. Ella no respondió, pero Juan intuyó una sonrisa. La tomó de la mano, para que girase sobre sí misma; ella seguía con los ojos vendados, pero Juan pudo adivinar su rostro entre luces y sombras. Campanilla se quitó el pañuelo, y al fin se conocieron.
Un hombre desencantado de la vida, sin sueños, agobiado por el trabajo, y durmiendo cada noche con una mujer a la que ya no quería. Llevaba 20 años casado con Amanda, y aunque se dieron el sí quiero enamorados, ahora ya no era lo mismo. Juan no había formado una familia, no tenía nada que compartir con su mujer, y le sobraba una vida aburrida y monótona, que quería tirar a la basura de una vez por todas.
Por eso, Juan pasó a llamarse Príncipe de la satisfacción, en busca de un aliciente, una aventura, algo con que aderezar su insípida existencia. Pero lo que encontró fue el amor…
Un día conoció en el chat a Campanilla, y desde entonces, hablaban con frecuencia. Siempre chateaba desde el trabajo, lejos de miradas indiscretas de su mujer. Se fueron conociendo poco a poco, y así se enamoraron.
Nunca se habían visto, nunca se habían enviado fotos, ni hablado a través de la web cam. Ellos lo preferían así; querían que la primera vez que se viesen fuese inolvidable, que fuera el flechazo que cambiase sus vidas para siempre.
Quedaron en verse en un local del centro. Campanilla se pondría un vestido rojo, y él llevaría un pañuelo del mismo color para no pasar inadvertido ante los ojos de su amada.
La cita era esa noche, pero a Juan le quedaba toda una tarde de trabajo por delante; se le iba a hacer eterno. A su mujer le dijo que trabajaría hasta tarde. Tampoco necesitaba darle más explicaciones.
Por fin llegó el momento. Juan estaba ante la puerta del bar. Sacó del bolsillo de su chaqueta el pañuelo rojo, y apretándolo con fuerza entre sus dedos, entró en el local.
Avanzó entre la penumbra, las luces, y el gentío… y allí estaba ella. Sentada al final de la barra, fumando un cigarrillo de espaldas a la puerta. Juan llegó hasta ella, estaba a sólo unos centímetros, y seguían sin conocerse. Perpetuó unos segundos ese momento, para que no se borrara jamás de su memoria. Cogió el pañuelo, le tapó los ojos, y susurró: “Hola Campanilla”. Ella no respondió, pero Juan intuyó una sonrisa. La tomó de la mano, para que girase sobre sí misma; ella seguía con los ojos vendados, pero Juan pudo adivinar su rostro entre luces y sombras. Campanilla se quitó el pañuelo, y al fin se conocieron.
Los ojos de Amanda se clavaron en los de Juan. El pañuelo rojo cayó al suelo. Los dos se miraron en silencio, sin saber qué decir, inmóviles, y aún cogidos de la mano… Se habían visto por primera vez hace unos instantes, y sin embargo, se conocían de toda la vida.
24 comentarios:
Ohhhhhh!! Que bonito!! Amor en la red y a primera vista!!! y pensar que quizá detrás de aquel nick que no te llama la atención o sí, pero no sabes muy bien porque, se encuentra tu media naranja...esto del amor es inexplicable, simplemente sucede y punto.
Besos Yopo, me ha gustado mucho.
Pd: Y hoy que ando tierna... :(
Xenia, no se si te has dado cuenta del final...xD releelo a ver... o si te has percatado??? joe, pense que lo habia puesto más facil... snif, snif...
Jejejeje, huelga decir que me lo veía venir por motivos de sobra conocidos, pero no por ello me ha gustado menos. Es más, creo que por fin has conseguido contenerte en la extensión, algo que considero muy importante. Muy bien. ;-)
X, sí, es que me suelo explayar... xD. Los motivos de sobra conocidos ¿cuales son? A parte de que sí, se ve venir... y de que es una historia real, que supongo ya conoces... no?
Ais!! joer!! Últimamente ando espesita espesita, no es que no lo hayas puesto fácil, he sido yo perdón! es lo que tiene dormir 8 horas en tres días jajajaja :S
Ya conocía la historia, y seguramente por eso no me ha sorprendido. De todas formas la encuentro bien contada, Yopo!
Se veía venir, ciertamente, pero a pesar de conocer el final me ha gustado. (:
Xenia, 8 horas en tres dias??? yo ya estaria muertooo! jajaja
Chicos, y yo que pense que seria una historia impactante que no muchos conocerian, y ahora resulta que todos sabiais de ella... jeje
salu2
Hala, qué bueno! A mí también me suena esta historia ahora que lo dices, pero no por eso ha dejado de sorprenderme! jiji
1bes!
Me encanta, en plan "tienes un email". Adoro las historias con este final.
En cuanto dijiste que chateaba desde el trabajo lo ví claro: era su mujer.
Se puede tomar de muchas formas: coincidencia, una broma del destino o, la que me gusta pensar, una segunda oportunidad de salvar ese amor de las zarpas de la rutina y aprovechar la ocasión para redescubrirse otra vez.
el amor siempre busca formas de renacer... lindo
besitos.
Tranquilo, yo no conocía la historia y (aunque quizá sea porque hoy ando un poco grogui pese a haber dormido) me ha sorprendido...
Aunque vete tú a saber cómo pueden reaccionar los dos. Porque vamos, ahí cabe tanto la buena y bonita (y barata :^P) reacción como la enojada... o vayausté a saber qué. La gente es la gente.
¡¡¡Besos!
Ailën, me ha encantado eso de "la gente es la gente", rotundo y eficaz! jajaja
shopgirl, yo no he visto Tienes un e-mail! tendre que echarle un vistazo...
Ayla, yo creo que podría ser una bonita forma de seguir la historia, darse una segunda oportunidad y darse cuenta de que estan enamorados... aunque deje ahi el final precisamente para que cada uno interprete lo que le de la gana... jeje
salu2 a to2
La verdad es que es cierto que internet,nos acerca mas de lo que nosotros podemos imaginar...pero ¡cuidado! no todo el monte es oregano jajjaja un saludo
Sabes? Sabía que sería su mujer :P
Un besazo!
Pues no tenía ni idea del asunto.
La historia es preciosa. Mi enhorabuena a los afectados.
Oye muy bueno!! me gusta el ritmo que le has dado, no te estancas para nada, pero no falta nada. Cuando la ve de espaldas ya me imagine quien era ;)
un saludo.
Lo más bonito de la historia es el final ;-) ¿A qué si? jejeje...
Besos
hombre no se si bonito precisamente, porque imaginad el percal... jeje
La historia fue real, a ver si busco la noticia y pongo el enlace para que la conozcais a fondo. De hecho "Principe de la satisfacción" es el nick real del individuo en cuestion. Campanilla ya es cosecha mia... porque en realidad la mujer usaba el nik de "azucar" que no me gustaba mucho... no se...
Sí, yo también había oído hablar de este caso, pero me parece que no fue en España. De cualquier forma, muy bien contado.
Un saludo!
Bueno, tras ver que muchos de vosotros no conociais la "noticia real", aqui os dejo el enlace para que lo leais y conozcais a fondo... xD
http://www.lavozdegalicia.es/sociedad/2007/10/16/00031192560898989318755.htm
¡Demoledor!
algo intuí a medio relato (para eso el relato-sorpresa es lo mío jejej) pero es que lo has narrado taaaaaan bien y te quedó taaaaan bello, porque...tal vez se encontraran de nuevo y fuera un nuevo comienzo, ¿no?? aiss es que no lo puedo evitar, soy una romántica empedernida ^^
un beso Yopo, sigue escribiendo, nunca lo dejes ;)
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