Febrero, con nombre propio

Un día más aquí estoy. Aburrido. Sin saber como perder el tiempo esta vez. Ante mis ojos, los apuntes que deben penetrar en mi cabeza y quedar retenidos en mi interior, como sellados a fuego. Pero no, esta vez no. Sólo veo pasar minutos sin que me pueda concentrar. Estupor, perplejidad… un sinfín de adjetivos más, me vienen a la mente. Y por eso estoy aquí. Contando las miserias de un estudiante que no es capaz de estudiar. ¿Paradoja? No. Realidad.

Nunca os ha pasado que después de muchos intentos fallidos de retener algo en la memoria, ese momento llega cuando menos te lo esperas. De repente te das cuenta de que lo que has leído, verdaderamente sigue en tu cabeza… ¡si! ahí esta, en algún rincón perdido, vagando entre recuerdos viejos, cubiertos con sábanas como si de muebles se tratasen. Y ese momento te puede pillar desprevenido, en la cama durmiendo, o en el baño, cag****. He suprimido la palabra porque me parecía pasarse de basto… pero creo que el significado queda claro, y la rima implícita.

Pues bien, he de comunicaros que aún ese momento no ha llegado. Estoy en esa fase en la que ya he estudiado, por fin me he puesto en serio, pero me parece que todo lo que me he mirado no ha calado en mi como debiera. A ver cuando llega ese día en el que me de cuenta de que todo ha servido para algo… y ya por pedir, que llegue ya el día en el que acabe esta fatídica época, ¡¡¡por favooooor!!! (súplica al cielo)

Por último desearos a todos mucha suerte! Y a los que vivís por primera vez un febrero, ya veréis como hay algo diferente en todo esto (más difícil, más materia, más estrés… todo más!!) ánimo!! Ánimo a esas cuatro personitas que en mi entorno cercano “disfrutan” por primera vez de tan bella época invernal con nombre propio: febrero.