¿Cuántas razones hacen falta para suicidarse? Es la pregunta que rondaba la cabeza de Ben desde hacía tiempo, aunque en realidad no necesitaba una respuesta. No la necesitaba, porque tenía claro que iba a acabar con su vida antes o después.
Hace tan sólo unas horas, no tenía demasiados motivos para hacerlo, no más que cualquier persona cuya vida carece de sentido. Pero ahora, después de todo lo sucedido, no había otra opción.
Tenía dieciséis años y una vida por delante que no quería vivir. Desde pequeño, Ben sintió que no le importaba nada ni nadie. Nunca tuvo amigos porque no los necesitaba. El simple hecho de estar rodeado de gente le incomodaba, ¿era tan difícil de entender?
A pesar de todo, se esforzó en ir al colegio, e incluso asistir a psicólogos para observar inútiles manchas de tinta. Intentó parecer normal, pero no lo consiguió. Se convirtió en el raro, el antisocial, y el centro de todas las burlas. No era justo. Él sólo era diferente.
Tumbado en su cama, Ben seguía dándole vueltas a lo que acababa de hacer, mantenía su deseo de terminar con todo, mientras sostenía en sus manos la pistola de su padre. La había utilizado por primera vez hace unas horas, después de llevar años escondida en un cajón. Se había cargado a cinco compañeros de instituto, de los que siempre le miraban mal, de los que se reían de él. Ahora ya no volverían a hacerlo. Ni con él, ni con nadie.
Tras el primer disparo, los demás se le antojaron una humilde demostración. Se sintió bien porque cuando los apuntó con el arma sus miradas cambiaron. El desprecio que siempre veía en sus ojos dio paso al respeto y el temor, y eso le gustó. Salió del instituto convencido de la rectitud de sus actos, y aún con dos balas en el cargador. Pero Ben sólo necesitaba una.
Llegó a casa buscando comprensión. Les contó a sus padres lo que acababa de hacer, pensando en que una confesión antes de matarse sería una suerte de expiación. Lo único que recibió fue una avalancha de gritos y llantos. Ben no lo soportó.
Hace tan sólo unas horas, no tenía demasiados motivos para suicidarse, no más que cualquier persona cuya vida carece de sentido. Pero ahora, después de todo lo sucedido, no había otra opción.
Abrió la ventana, y el sonido de las sirenas de la policía inundó su habitación. Se sentó en la cama, cogió el arma con fuerza, y apoyó el cañón aún caliente en su sien. Sin dudarlo, apretó el gatillo. Tras oír el clic, Ben sonrió. No quedaban balas en el cargador.
Hace tan sólo unas horas, no tenía demasiados motivos para hacerlo, no más que cualquier persona cuya vida carece de sentido. Pero ahora, después de todo lo sucedido, no había otra opción.
Tenía dieciséis años y una vida por delante que no quería vivir. Desde pequeño, Ben sintió que no le importaba nada ni nadie. Nunca tuvo amigos porque no los necesitaba. El simple hecho de estar rodeado de gente le incomodaba, ¿era tan difícil de entender?
A pesar de todo, se esforzó en ir al colegio, e incluso asistir a psicólogos para observar inútiles manchas de tinta. Intentó parecer normal, pero no lo consiguió. Se convirtió en el raro, el antisocial, y el centro de todas las burlas. No era justo. Él sólo era diferente.
Tumbado en su cama, Ben seguía dándole vueltas a lo que acababa de hacer, mantenía su deseo de terminar con todo, mientras sostenía en sus manos la pistola de su padre. La había utilizado por primera vez hace unas horas, después de llevar años escondida en un cajón. Se había cargado a cinco compañeros de instituto, de los que siempre le miraban mal, de los que se reían de él. Ahora ya no volverían a hacerlo. Ni con él, ni con nadie.
Tras el primer disparo, los demás se le antojaron una humilde demostración. Se sintió bien porque cuando los apuntó con el arma sus miradas cambiaron. El desprecio que siempre veía en sus ojos dio paso al respeto y el temor, y eso le gustó. Salió del instituto convencido de la rectitud de sus actos, y aún con dos balas en el cargador. Pero Ben sólo necesitaba una.
Llegó a casa buscando comprensión. Les contó a sus padres lo que acababa de hacer, pensando en que una confesión antes de matarse sería una suerte de expiación. Lo único que recibió fue una avalancha de gritos y llantos. Ben no lo soportó.
Hace tan sólo unas horas, no tenía demasiados motivos para suicidarse, no más que cualquier persona cuya vida carece de sentido. Pero ahora, después de todo lo sucedido, no había otra opción.
Abrió la ventana, y el sonido de las sirenas de la policía inundó su habitación. Se sentó en la cama, cogió el arma con fuerza, y apoyó el cañón aún caliente en su sien. Sin dudarlo, apretó el gatillo. Tras oír el clic, Ben sonrió. No quedaban balas en el cargador.
31 comentarios:
Me has dejado sin palabras. Es un relato valiente, sórdido, sombrío, triste, y lo peor: es real.
Es una gran reflexión sobre la vida y la muerte, sobre el ser humano. Te hace ponerte en el otro lado, en el que no solemos estar, del lado del malo. Y vemos que quizá no lo era tanto.
Y la narración impecable. Empiezas con una demoledora cuestión que no me atrevo a responder. Nos cuentas la historia con un desorden que el propio caos del realto necesitaba para hacernos vibrar. Genial!
Luego vuelves al principio, repites esa frase que nos hace pararnos a pensar donde estamos, si ya hemos llegado al final, o no.
Y cuando creíamos que nos lo habías contado todo, resulta que no, que las cosas podían ir a peor. Además del final rotundo, nos sirves en bandeja un final abierto ¿Se suicidará o no lo hará? Que cada uno juzque si tenía suficientes motivos o no, perfecto!
Plas, plas, plas. Me quito el sombrero, y me voy a guardar este escrito para tenerlo en mi particular biblioteca, si me lo permites. Me ha estremecido.
Un beso!
Muy ingenioso y profundo. Me ha hecho recordar un acontecimiento de hace unos años que viví y del que siempre encontraré preguntas sin respuestas.
Eva, me has dejado tu a mi sin palabras... jajaja. Muchas gracias por todo lo que dices, y por supuesto que puedes guarderte el relatito...todo tuyo!
Lunaria, espero que ese acontecimiento, no sea tan dramatico como este... Mentes como esta, son muy dificiles de entender.
Y sí, lo mas triste de todo es que sucede en la realidad.
besos a las dos!
Yo sólo espero que nunca se cruce en mi camino ningún Ben. Lo peor de este relato es que pasa en la realidad y bastante a menudo. Ben dá mucha pena, pero creo que me dan muchísima más pena sus víctimas. El relato está genial y super bien escrito. Me uno a Eva... plas, plas, plas.. Un abrazo.
Como se suele decir, la realidad supera la ficción. Por suerte, por aqui no hay tantos locos asi sueltos, allá por américa es más común.
interesante asta el final, como siempre, yopo
Un relato excelente, buena narración y con final abierto (me encantan). Lo duro es que es real como la vida misma. Nadie está libre de que cruzarse con alguien así cualquier día...
Un saludete
PD: De adolescentes va la cosa ;)
PD2: Curiosamente cuando más tengo que hacer, más ganas me entran de actualizar... Ahora debería ponerme en serio con las oposiciones xD
Niño...Me ha encantado...
Muchos besitos.
aiss qué triste, y tan real...
un besete Yopo
Shinichi, tu de nuevo por aqui! que tal los examenes?? ya acabaste?? espero que bien... Si, menos mal que por aqui estos locos no abundan, pero que haberlos hailos desgraciadamente...
No creo que la forma de hacer justicia sea esa...pero esto pasa y las cosas son asi...¿es culpable la sociedad? es otra pregunta que habia que hacerse y en que fallamos...un saludo
Centollo, esta claro que esa no es la forma de hacer justicia... eso es lo que piensa Ben que ha ocurrido, esa mente enferma cree que lo unico que ha hecho es poner las cosas en su sitio, atendiendo exclusivamente a su peculiar doctrina moral. Al menos eso es lo que he intentado transmitir... justamente la vision alienada del mundo que tenia Ben.
salu2
Buff que mal rato me ha hecho pasar el Ben, pobre muchacho. Una pena que esto suceda en algún lugar del mundo.
Un relato fantástico de principio a fin,muy bien llevado,mi enhorabuena escritor.
Besos.
PD.para "los Benes" del mundo:La violencia es el arma de los que no saben convencer con palabras.
Yopo, tú y yo sabemos que al finalizar el tercer párrafo ya se sabía lo que había pasado, en mi opinión tenías que habértelo callado en el último, habría quedado más enigmático (para unos) y elegante (para otros). Pero bueno... ¡cada uno su estilo! Lo cortés no quita lo valiente y la definición no resta mérito al asunto, he dicho. :P
lectora anonima, cuanta razon lleva esa rotunda frase final! xD
X, si es que subestimo a mis lectores!! jajaja. No, lo que pasa es que si no se aclara al final, muchos creeran que es un final abierto del todo, y con una parte del final sin resolver ya me valia. Mi estilo es mas de dejar las cosas claras... :P
Releyendolo mejor, creo que lo voy a editar a ver que le parece al personal... Tal cual esta, es mas directo, mas impactante, pero quizas sea un final demasiado agresivo (vamos, que ni dios admitiria a concurso un relato con un final tan duro, xD). Voy a cortar un par de lineas antes... a ver que pasa!
¡¿Asesinó a sus padres?! ¡qué fuerte!
Me ha gustado mucho, pero es demasiado dramático para mí, jiji.
¿Y cuál era el otro final?
1beso!
Prefería el final de antes, con cuatro palabras que atravesaban las entrañas. Va más conmigo. Pero es cierto que era demasiado fuerte, y como dice X, así es más elegante.
Besos!
No hace falta ninguna razón para suicidarse,tan sólo hacerlo.
tengo un premio para ti
Y que versión he leido entonces?
Creo que es justicia divina, y no es que crea en eso, si no tienes respeto, si realmente no piensas lo que haces desde todos los angulos, es probable que te quedes sin balas...
Muy bueno!
Saludines,
YoMisma
Aver, es que no se si asi queda claro del todo... Por partes:
Bea, si, asesino a sus padres, no se si es una pregunta o una exclamacion... se los cargo tambien y por eso no le quedan balas las dos balas que deberian.
Eva, yo ya no se que version me gusta mas, si la del final "elegante" o la del final "fuerte". de momento lo dejo asi.
YoMisma, has leido la version corta, con un par de lineas menos. No se si has pensado que la justicia divina hizo que se quedara sin balas. Si es asi, vuelvelo a leer.
Y para todos, las dos lineas que faltan al final son:
"No quedaban balas en el cargador, así que tendría que buscar otro modo de acabar con su vida. Sus padres no entendieron que asesinara a cinco indeseables, no entendieron que únicamente había hecho justicia. Quizás por eso también los mató."
Que fuerte xDD Me quedao muerta...
Lo increible del caso, es que, visto así, Ben nos da pena.
Con la versión corta, tienes que leerlo dos veces para enterarte de porqué faltan balas. Pero creo que, pese a eso, me gusta más.
Eso es, Yopo, "No quedaban balas en el cargador" es exactamente el final que yo le habría dado, has hecho el corte preciso. Se dice antes que le quedaban dos balas y ahora ya no le quedan. El resto es obvio. ;-) Pero es tu relato y debes hacer lo que creas conveniente, aunque bueno ahora nos has dado dos versiones al precio de una así que no creo que nadie pueda quejarse. Me gusta mucho más así, claro.
Acabo de leerlo, y después de ver qué has cortado, lo prefiero sin duda como está ahora. El final es perfecto.
Gran relato, Yopo. (H)
Yo creo que tambien me gusta mas este final, pero tiene esa pega de que no queda lo suficientemente claro para todos, y da lugar a equivocaciones, como acabamos de ver.
pero asi se queda! xD
Joer, se había cargado también a sus padres!!! Ya sólo le queda la ventana...
uff! el colmo de la contradicción.
Siento un temor especial hacía estas historias reales de matanzas en instituto. Por un lado, pienso en lo crueles que podemos ser a veces con nuestros compañeros, en mi colegio nadie se libraba de tener un mote.
Por otro, en que ponemos en marcha otros recursos para sobrevivir antes de empuñar el arma y acabar con la vida de otras personas, indiscriminadamente.
Nuestra vida no tiene sentido, pero nosotros nos tenemos que encargar de darle un sentido.
A Kamikaze ahora no le queda otro remedio, quizá fue la forma que tuvo el destino de darle otra oportunidad, quien sabe...
Parece que la vida le dio otra oportunidad, aunque no sé si la merece después de haber matado a cinco personas.
Muy bien narrado y con un final inesperado.
Besos.
Tío, que grande! Me ha gustado mucho el final, mejor que el anterior, sin duda.Yo supe que había matado a sus padres cuando dices "el cañon aún caliente", ahí dije, se los cargó! jaja
Genial le relato!
Un abrazo!
Fer, si, ese detalle es definitivo, por si no era suficiente, el "Ben no lo soporto" del parrafo anterior... jeje
saludos y gracias a todos!!!
bss
He llegado aquí de casualidad y creo que me volveré a menudo :)
muy buen blog ^^
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