Ya lo tengo prácticamente asumido. Estoy mal de la cabeza. Es algo que vengo observando desde hace unos cuantos años, pero creo que cada vez voy a peor. Estoy loco, no de remate, pero loco al fin y al cabo. Aún no he llegado a extremos preocupantes (aunque no lo descarto), del tipo de ir matando por ahí a la gente, o ir por la calle sin pisar las rayas de las aceras como Jack Nicholson en Mejor imposible. No, a tanto no llego. Por el momento no tengo ningún trastorno obsesivo-compulsivo, ni de personalidad múltiple, ni nada que se le parezca. Pero muy bien de la azotea no ando.
Muchas veces actúo sin pensar, y luego, recapacitando, digo: “Pa´ habernos matao”. Pero bueno, aquí sigo, intentando calibrar locuras y responsabilidad.
Por otro lado, desde siempre he hecho cosas anormales, digámoslo así. Algunas, parecen ser bastante comunes entre la gente supuestamente “normal”, como hablar solo (que lo hago mucho), reírme sin motivo aparente en medio de un absurdo silencio (me sucede con más frecuencia de la que quisiera), reflexionar sobre cuestiones que sólo se me ocurren a mí, y cuando las suelto, efectivamente me dicen “eso sólo se te ocurre a tí”. Por no hablar de mis manías, que no voy a entrar de nuevo en ellas, porque muchas ya han salido a relucir aquí.
Otras muchas de estas anormalidades que me caracterizan jamás las he contado, por miedo a la carcajada general de la parroquia, y así va a seguir siendo… pero son excentricidades elevadas a su máximo exponente, quizás rondando alguna patología seria… bah, no, ahí igual soy un poco exagerado… o no… Miedo me da contarle todo esto a un experto en la materia, y que me mande derechito al manicomio…
Muchas veces actúo sin pensar, y luego, recapacitando, digo: “Pa´ habernos matao”. Pero bueno, aquí sigo, intentando calibrar locuras y responsabilidad.
Por otro lado, desde siempre he hecho cosas anormales, digámoslo así. Algunas, parecen ser bastante comunes entre la gente supuestamente “normal”, como hablar solo (que lo hago mucho), reírme sin motivo aparente en medio de un absurdo silencio (me sucede con más frecuencia de la que quisiera), reflexionar sobre cuestiones que sólo se me ocurren a mí, y cuando las suelto, efectivamente me dicen “eso sólo se te ocurre a tí”. Por no hablar de mis manías, que no voy a entrar de nuevo en ellas, porque muchas ya han salido a relucir aquí.
Otras muchas de estas anormalidades que me caracterizan jamás las he contado, por miedo a la carcajada general de la parroquia, y así va a seguir siendo… pero son excentricidades elevadas a su máximo exponente, quizás rondando alguna patología seria… bah, no, ahí igual soy un poco exagerado… o no… Miedo me da contarle todo esto a un experto en la materia, y que me mande derechito al manicomio…
Es sólo cuestión de aceptarlo como algo intrínseco a mi persona, algo más que me caracteriza como el color de los ojos, o la longitud del pene. Sin más. Mi locura esta ahí, y yo no puedo cambiarlo. Así que intentaré sacarle el máximo partido hasta cierto punto, y cortarme un poco cuando parezca que me salgo del tiesto, que últimamente es muy a menudo. Loco sí, pero sensato, también!