Por fin fui al cine (tras mucho tiempo) a ver esta película de la que tan bien me habían hablado. Y lo único que puedo hacer es rendirme a la evidencia, y corroborarlo: Wall·E es fantástica. Es un espectáculo para los sentidos…
¿Sabéis esa sensación, cuando sales del cine pensando que has visto algo que se recordará para siempre? Sí, os hablo de ese sentimiento que te cautiva cuando recorres los pasillos de la salida del cine, con una sonrisa en la boca, y un estado de euforia irracional, mientras sigues dándole vueltas al film que acabas de ver, que sabes que vivirá en tí para siempre. Pues Wall·E es uno de esos films.
Wall·E, siempre bajo mi punto de vista, es una de las mejores películas de animación de todos los tiempos. Los primeros cuarenta minutos de metraje, son probablemente los más asombrosos, emotivos e inteligentes de la historia de la animación. Apenas hay diálogos en esta parte de la película, de hecho se cuentan las palabras con los dedos de una mano, concretamente tres son las que pronuncian los dos robots protagonistas, pero se puede decir todo, sin apenas hablar, y este robot es una prueba de ello…
Wall·E transmite tantos sentimientos, que sería imposible enumerarlos. Con sus movimientos, con sus ojos, con su “caminar”… todo hace de él un personaje inolvidable. Las escenas de Wall·E en sus tareas habituales, son de lo mejor de la película, así como cuando conoce a Eva… y sus aventuras y desventuras para cumplir su “instrucción”. Todos esos momentos de la pareja protagonista, son de esos memorables de la historia del cine, a la altura de la caja de bombones de Forrest Gump, el "jamás volveré a pasar hambre" de Lo que el viento se llevó, o la escena de la ducha de Psicosis.
En la segunda parte de la película, el nivel baja un poco, quizás motivado por la brillantez de la primera parte, pero aun así sigue siendo sublime. De hecho presenciamos una de las escenas más bonitas de la película, el viaje espacial de Wall·E y Eva: Precioso.
Y es que este film está cargado de “momentos”. Wall·E deja de ser una simple película de animación. Wall·E, es arte digital, es otra obra maestra de Pixar, tan sólo un año después de la insuperable Ratatouille (no podía dejar de mencionarla). Esta película vuelve a traspasar la pantalla, para instalarse en tu memoria.
¿Sabéis esa sensación, cuando sales del cine pensando que has visto algo que se recordará para siempre? Sí, os hablo de ese sentimiento que te cautiva cuando recorres los pasillos de la salida del cine, con una sonrisa en la boca, y un estado de euforia irracional, mientras sigues dándole vueltas al film que acabas de ver, que sabes que vivirá en tí para siempre. Pues Wall·E es uno de esos films.
Wall·E, siempre bajo mi punto de vista, es una de las mejores películas de animación de todos los tiempos. Los primeros cuarenta minutos de metraje, son probablemente los más asombrosos, emotivos e inteligentes de la historia de la animación. Apenas hay diálogos en esta parte de la película, de hecho se cuentan las palabras con los dedos de una mano, concretamente tres son las que pronuncian los dos robots protagonistas, pero se puede decir todo, sin apenas hablar, y este robot es una prueba de ello…
Wall·E transmite tantos sentimientos, que sería imposible enumerarlos. Con sus movimientos, con sus ojos, con su “caminar”… todo hace de él un personaje inolvidable. Las escenas de Wall·E en sus tareas habituales, son de lo mejor de la película, así como cuando conoce a Eva… y sus aventuras y desventuras para cumplir su “instrucción”. Todos esos momentos de la pareja protagonista, son de esos memorables de la historia del cine, a la altura de la caja de bombones de Forrest Gump, el "jamás volveré a pasar hambre" de Lo que el viento se llevó, o la escena de la ducha de Psicosis.
En la segunda parte de la película, el nivel baja un poco, quizás motivado por la brillantez de la primera parte, pero aun así sigue siendo sublime. De hecho presenciamos una de las escenas más bonitas de la película, el viaje espacial de Wall·E y Eva: Precioso.
Y es que este film está cargado de “momentos”. Wall·E deja de ser una simple película de animación. Wall·E, es arte digital, es otra obra maestra de Pixar, tan sólo un año después de la insuperable Ratatouille (no podía dejar de mencionarla). Esta película vuelve a traspasar la pantalla, para instalarse en tu memoria.
Wall·E, es Inolvidabl·E.